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Harry Potter y el teatro socialista

En La Habana, la compañía de teatro El Público, presentó en diciembre del 2016 un spin-off no autorizado de la saga de libros de Harry Potter de J.K. Rowling.

“The Cursed Child” es una cosa, “Harry Potter: Se Acabó la Magia” es otra muy distinta.

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La obra que se presenta en West End trata de reivindicar el epílogo que todos los fans preferimos olvidar que existió. J.K. Rowling supervisó su adaptación, y dejó en manos de Jack Thorne continuar la historia. Por otro lado, la versión cubana retoma la historia, sin consultar, desde que Potter se gradúa. Pero su enfoque es desde la realidad de los jóvenes, de los jóvenes de esa isla caribeña. Estos hacen una crítica a su entorno, a sus retos, utilizando la fantasía como herramienta para superar su propia realidad. En el fondo, que Harry Potter esté en el título es un guiño retórico.

El diseño de cartel es por si solo impactante; pero como apasionado por el tema del derecho de autor mi interés es otro.

¿J.K. Rowling tendrá idea de que esto está pasando?

Seguramente no. No que ella vigile esas cosas personalmente; pero su ejército de abogados con gastritis no se ha topado con esto (aún). Quizás esa sea la única ventaja de la falta de internet que hay en Cuba.

Pero el asunto es fascinante porque la obra y su cartel apuntan directamente a J.K. Rowling, pero la sinopsis y las reseñas muestran que la obra solo tiene un título escandaloso y su desarrollo en realidad es de otra naturaleza —no pude ir a verla, me toca giarme por lo que oí y leí de la obra… aunque compré el cartel como souvenir—.

¿Medio copiar un título es ilegal? En realidad no. (Ver, si la saga continuara con un Harry Potter adulto, y títulos de Harry Potter desde la perspectiva de otros personajes)

¿Usar un personaje sin autorización es ilegal? No siempre. “La caracterización de un personaje empieza ya por el nombre que se le da” (1), como diría un escritor famoso, “ponerle Juan Tenorio a un personaje ahorra muchas cosas”. (2) La doctrina latinoamericana sobre el tema estaría de acuerdo que el solo personaje no se protege, se protegen la obra y el desarrollo de la historia —salvo los mexicanos que armaron una pelea interminable a cuenta de Kiko y la Chilindrina—.

Poniendo de un lado cualquier prejuicio latinoamericano ante Cuba, en principio, esto es una clara violación del derecho de adaptación de una obra literaria. En Latinoamérica, en el mundo y hasta en Kafarnaún, habría que pedirle autorización explícita a J.K. Rowling para adaptar su obra a teatro. Bajo el Convenio el Berna  [1886] —del que el Reino Unido [1887] y Cuba [1997] son parte—, bajo la ley cubana (Ley 14 de 1977) y la reglamentación de remuneración a autores por la representación escénica de obras dramáticas (Resolución 29 de 2003), es así. Porque aún bajo sus propias limitaciones y excepciones, la obra de teatro no defiende un interés social superior del Estado, ni es una representacion sin animo de lucro (si lo fuera, la representación estaría permitida pero la adaptación igual habría sido ilegal).

Como mínimo es aprovechamiento de reputación ajena.

Como mínimo.

¿Y si el título es pura retórica? ¿Y si Harry Potter es solo un gancho de mercadeo sin trasfondo?

No pasa nada.

Si fue utilizado como un vehículo para decir algo más. No pasa nada. Si sólo es un título y una excusa argumental. Nada.

Aludir en un título a “Don Juan” deja claro que la obra es sobre la infidelidad, así como incluir “Potter” en el título, dice que es sobre magia.

Que el fondo de la obra dramática sea panfletaria —de puñito alzado crítico del régimen cubano— refuerza este argumento. El desarrollo de la historia, su originalidad, reside en otro lugar. Potter es solo un chivo expiatorio en el arco narrativo, un pretexto. La obra habla de la juventud en Cuba, no de un adolescente inglés incomprendido con cicatriz en la frente parado en la plataforma 9 y 3/4.

La compañía El Público juega en el borde de lo permitido y lo prohibido. Y desde el título es un acto de provocación.

“Después, tal vez, deba pagar el precio de su agudeza. No se puede ser tan honesto impunemente, al menos en Cuba.” 

— Ana León, sobre la obra “Harry Potter: Se Acabó la Magia.” (Cubanet.org)

Esperemos que no tengan que pagar. Esperemos que hagan varias temporadas y llenen la sala mil funciones. En serio.
Aunque esperemos también, que a la próxima, le pregunten al autor (al menos por cordialidad) si pueden adaptar su obra.


Notas

1. García Barrientos, parafraseado en Sedláková, K. (2011). El personaje de Don Juan como inspiración de compositores musicales (p. 16) (Doctoral dissertation, Masarykova univerzita, Filozofická fakulta).

2. Lo leí alguna vez en un escrito de Adolfo Bioy Casares, pero ni el Internet, ni mi memoria me han podido ayudar a encontrar el fragmento para hacer la atribución y cita correcta. Si alguien la tiene o la encuentra, favor corregirme sin dudar.