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El productor fonográfico no es el productor musical

El titular de los derechos conexos como productor fonográfico en un fonograma es aparentemente un concepto sin disputa; pero está lleno de imprecisiones.

Aquí la doctrina se queda corta. La discusión no se da abiertamente.

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El productor fonográfico no es el productor musical.

Casi siempre es el artista.

En el caso de los artistas independientes, siempre es el artista.

En las épocas pre-Napster pasaba una de dos cosas:

  1. La disquera era el productor fonográfico de todos los fonogramas que grabara el artista; o
  2. Con el contrato la disquera adquiría la titularidad de los fonogramas anteriores al contrato cuándo el artista era el titular.

En el mundo del DIY, el artista es el productor fonográfico.

¿Qué hacen los productores musicales entonces?

Un trabajo contratado para ensamblar de la mejor forma una producción musical. Pero ser el productor musical no lo hace el titular de los derechos del productor fonográfico.

En la definición legal lo que se vuelve relevante es quién tiene el control para realizar la grabación —y cuando la ley habla de control, casi siempre habla de dinero—.

La pregunta es quién paga; y el que pague por el estudio, los músico, el ingeniero y demás, ese es el productor fonográfico.

Los derechos de productor fonográfico sobre la grabación (el fonograma) sirven para:

  1. Autorizar el uso de un fonograma en un video (sincronización) y recibir una remuneración por eso.
  2. Recibir remuneración por las copias vendidas (digitales/físicas) del fonograma.
  3. Recibir remuneración por los usos en plataformas de streaming (como Spotify).

Revisen los contratos de los estudios de grabación de la ciudad. Juro que me llevan la contraria; juro que le dan derechos como productor fonográfico al productor musical, y algo de remuneración adicional según los usos que el artista haga del fonograma; pero no debería ser así.

¿Entonces por qué Max Martin participa siempre en la canción y el fonograma?
Si me preguntan a mí… porque tiene poder de negociación, nada más.

¿Qué créditos merece Max Martin?

2 respuestas a «El productor fonográfico no es el productor musical»

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