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Ni tan neto, ni tan bruto

Los descuentos (aportes a seguridad social, retenciones en la fuente y demás) son como un insulto muy sofisticado del que todo independiente quiere huir… aunque no debería.

El tema de los descuentos no debería generar tantos problemas. Todos los días alguien al recibir su pago conjura el “pero yo negocié neto”, “usted tiene que asumir mis descuentos y mis impuestos”.

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… pero ¿por qué?

¿Por qué tengo que asumir los impuestos de otro?

El tema se habría resuelto con subir un poco el precio.

Con saber desde el principio cuánto es el descuento que van a hacer.

Las calculadores ya están inventadas. Están inventadas hace rato. Excel hace lo suyo… y no es tan complicado.

Parece un regaño, pasivo-agresivo, un poco. Pero síganme.

En el fondo la discusión de “neto” o “bruto” es querer trasladarle a otro a que tenga el control de cierta información. Cuándo deberíamos ser nosotros los que estamos en control de esa información.

Deberíamos saber qué se está restando.
Cuánto se esta restando
y por qué se está restando;
incluso, entender cada uno de esos conceptos.

El punto, en gran medida, es que si nos aplican, y los restan, es porque nos tocan asumirlos.

Deberíamos controlarlos.

La buena noticia es que al menos nuestra posición la conocemos, y en casi todas las veces se aplican las mismas condiciones.

Cuando trasladamos la decisión a otro, lo hacemos pensando que ese otro “sabrá mejor”, o “ahí verá cómo lo resuelve”, “ese es su problema”.

La condición que nosotros tenemos puede que no se repita con tanta frecuencia como creemos.

Podemos ser actores cobrándole a un teatro, y sería normal. Podríamos ser actores cobrándole a una empresa de construcción por un acto en su fiesta de fin de año… y sería una anomalía.

y se aplica de distintas maneras.

Para el que está haciendo la producción ejecutiva el neto lo mata al planear, pueden existir tantas posiciones como sujetos; y no, no se arregla con “pues súbale el 10% a todo”.

La posición propia se resuelve con preguntarle a un amigo contador… (todo el mundo tiene un amigo contador).

Si no, a un vecino, a un primo, en últimas Gerencie.com.

La resta de conceptos no debería quitarnos el sueño. Debería permitirnos tener el control para planear, para saber de antemano, para entender qué cobramos y hasta donde va.