Una obra es tuya desde que se exterioriza. No es necesario registrarla. ¿Entonces para qué registrar tus obras?
Hay 3 razones:
- Si alguien te pide demostrar que tú eres el dueño.
- Como documento de prueba si hay algún pleito sobre la obra.
- Como parte del proceso de administración de obras.
En el derecho de autor no deben existir formalidades para que una persona tenga derechos sobre las obras que crea. El registro solo le da un documento para probarlo. Aunque, vale resaltar, que el registro es el mejor documento para probarlo.
Claro, se valen correos electrónicos, archivos digitales, que alguien te oyó cantar tal o cual canción un día específico. Pero esa prueba hay que construirla.
La prueba más sencilla es el registro. Que define una fecha clara y cierta de cuándo se presentó la obra a la Dirección Nacional de Derechos de Autor y que información se entrego sobre ella.
El registro se puede hacer por Internet, y no tiene mayor ciencia. Es gratis. Hay que llenar un formulario y decir la verdad.
Ese es el punto en el que mucha gente comete errores.
En decir la verdad.
Los autores deben ser los correctos, las fechas las que son —nadie va a mirar tu nombre, nadie va a revisar la obra y calificarla si es buena, mala bonita o fea—; van a revisar si la información que das es consistente y viable.
Si no dices la verdad en el registro… pues, estaríamos de temas un poco más complejos —¿suena la frase derecho penal? ¿O delito?—.
Hay obras que no se registran porque nunca se van a usar comercialmente (o exhibir públicamente), el resto, las que sí se van a usar, vale la pena registrarlas, para que las cuentas y la fechas sean claras desde el principio.
PD: Ese cuento de mandarse a sí mismo una caja cerrada por correo certificado no sirve, no prueba nada y además te convierte en una bodega de cajas sin abrir.
Es más fácil registrar tus obras.
Ilustración
Music Division, The New York Public Library. “Sonata for viola and piano “The New York Public Library Digital Collections. 1919.
Music Division, The New York Public Library. “His last thoughts were of you“The New York Public Library Digital Collections. 1894 – 1894.