Parte fundamental de un proyecto creativo es su nombre. Parte esencial de ese nombre es que se pueda usar.
Las marcas son una cosa. Los nombres de dominio (la presencia en internet) son otra cosa. No muy distinta; pero otra cosa.
Hay que llegar primero. Igual que con las marcas.
Pero su uso no se limita a un solo país. Bueno. Si consideramos que internet no es un país.
Es importante revisar la disponibilidad del nombre con el que se está bautizando el proyecto, para asegurar que su presencia en internet es tranquila y no llevarse sorpresas. Entre más homogéneo mejor.
Una gran herramienta para revisar la disponibilidad de nombres de dominio y usuarios de redes sociales es Namechk.
Sobre un nombre terminamos volcando un montón de lazos emocionales; es preferible ahorrarse las penas, invertir un poco de tiempo en revisar la disponibilidad y luego optar por el nombre.
Tener un nombre de dominio no garantiza que tengamos una marca. Eso depende del registro en cada territorio. Una cosa no lleva a la otra.
Y que tengamos una marca tampoco otorga necesariamente derechos sobre las cuentas de usuarios en redes sociales. Eso depende de cada red social, pero casi siempre van con la regla del que “pisa primero, pisa más duro”.
La primera opción de nombre no siempre es la más fuerte, y seguro alguien más ya lo pensó y la usa. No hay que desanimarse. Hay que revisar.