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Una banda es algo (imagino) parecido a una familia o una pareja (poliamorosa) [Entrevista a Juan Manuel Torreblanca]

Hablamos con Juan Manuel Torreblanca, vocalista de la banda mexicana Torreblanca, para que nos contara sobre la música, la creación artística, el arte de dormir y lo que siempre queda por decir. 

Juan Manuel Torreblanca es un músico excepcional. Sus composiciones pueden pasar del bubble-gum pop (“Roma“) hasta canciones oscuras llenas de texturas (“1000 fantasmas“).Como intérprete puede retorcer una canción de José José (“¿y qué?“) para coserla encima suyo. Con las canciones de Torrreblanca sorprenden en los matices, es música para múltiples estados de ánimo. Te reta, te consiente, te invita. Se desmarca y no se deja encasillar.

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Para el lanzamiento del EP “Algo se quedó sin decir” (2016), Torreblanca preparó un concierto de despedida y un documental para registrarlo. El grupo está actualmente en una pausa, indefinida, necesaria según ellos. Los que tarareamos su música con una sonrisa entre los labios, esperamos que la pausa no se alargue mucho más.

Respondió nuestras preguntas con calidez y agradecemos profundamente el tiempo que le dedicó a cada una.

En una frase, ¿cómo describirías la música que haces?

Para mí es un descubrimiento con algo de milagro que —de vez en cuando— logra aterrizar al plano de lo real en su mejor versión posible en ese momento preciso gracias al esfuerzo de la colaboración. 

 

Hace ya un tiempo hablamos que hacías también cosas de teatro ¿donde se junta el teatro con el rock alternativo de Torreblanca?

Pincelada - EntrevistasPues para mí el primer punto donde obviamente comparten esencia estriba en la naturaleza compartida de ser fenómenos escénicos tanto el concierto como la puesta en escena. Involucran una obra de arte trabajada con anterioridad (o un repertorio), arreglada, montada, aprendida, ensayada y —en el momento del espectáculo— compartida con un público que inevitablemente retroalimenta y afecta el fenómeno.

Me parece que tener mayor conciencia sobre el fenómeno escénico, sobre la manera en que el sumergirme en mi papel —un poco más— como lo haría quizás un actor, me puede brindar mayor libertad y fortaleza, me ayuda a paliar el pánico escénico y la sensación de vulnerabilidad que me llega incluso a enfermar a veces.

Ahora, por otro lado, yo antes despreciaba a priori la comedia musical. Como la prejuzgaba con mi exigua experiencia escuchando solamente de pasada a Lloyd Webber (que sigue sin agradarme), la consideraba una colección de paroxismos trillados y predecibles; pero recientemente (de un par de años para acá) he descubierto el trabajo de Stephen Sondheim y me ha puesto el mundo patas p’arriba. Me enamoré perdidamente de sus letras, de su laboriosa entrega al arte de hacer canciones, de su musicalidad irreverente y autocomplaciente (en el mejor de los sentidos)… así que hoy podría decir que la comedia musical se ha vuelto una influencia fuerte para mí. Quizás en un futuro se escuche más en la música que hago. Si tengo la fortuna de volver a editar música propia.

 

 

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En el mundo de Torreblanca hay muchos lenguajes que se mezclan, gráfica impactante, video-clips con fondo, el documental, ¿cómo se construyen esos otros universos artísticos que robustecen la música de Torreblanca?

Pues, como decía un poco en la primer respuesta, es todo gracias a la colaboración. A trabajar con otros artistas creativos, propositivos, generosos, talentosísimos, imaginativos. Artistas que saben traducir (cuando es necesario) la música a otros medios (como la parte visual), o complementarla. Creo que hay que platicar mucho, compartir tiempo, nutrir cada aspecto. A veces fluye sin esfuerzo, a veces hay que meterle trabajo. Pero es una inmensa fortuna poder hacer arte, así que cuando no hay todas las ganas del mundo de hacerlo, de buscar colaboradores, de seducirles la imaginación, de tratar de subirlos al barco y hacer que se pongan la camiseta un rato… pues algo está mal en el núcleo del que parte el proyecto. Es como un efecto dominó que observo se da de manera muy espontánea en varios de los músicos que trabajan hoy tanto en la independencia como bajo el resguardo de aquello en lo que se están transformando las trasnacionales.

 

 

¿Cómo es eso de lanzar un EP como despedida?

Pues de esas cosas que no se planean, que más bien tienen que ver con tomar la vida como viene. Tratar de hacer lo mejor posible.

Tratar de cerrar ciclos. Una banda es algo (imagino) parecido a una familia o una pareja (poliamorosa), con todas las dificultades y los roces que hay en esas relaciones, pero -desafortunadamente- sin la comprensión cuasi telepática que a veces hay entre algunos miembros de una familia, y sin el amor incondicional… por lo menos no siempre están ahí.

Entonces, después de 8 años, algunos lazos están ya muy debilitados, adelgazados. Y es más sano pisar el freno, parar. Respirar. Revisar, reflexionar. Y pues… había algunas canciones que habían quedado en el cajón o que habían quedado empezadas. Y se nos hizo un gesto también de agradecimiento a la gente que siguió este trabajo de Torreblanca. A la gente que escuchó nuestros discos, que les dio un momento, un espacio a veces en sus vidas. Uno nunca sabe qué pasará mañana, pero el EP de despedida era un intento de agradecer el ayer y de enviar un abrazo invisible e impalpable pero musical a quien pudiera quererlo, apreciarlo o incluso —quizás— necesitarlo ante la noticia de que Torreblanca haría una pausa y posteriormente una reestructuración (que todavía no estoy seguro de cómo será). 

 

¿Hay esperanza para contrastar los versos de “Esta voz”? (Ya no sé qué voy a hacer/ me aterra crecer / no tengo un clavo y / me siento viejo.)?

Pues… sigo sin saber qué voy a hacer mañana. Me sigue aterrando el paso del tiempo y la entropía que conlleva. Afortunadamente he tenido mucho trabajo así que sí tengo hoy con qué comprar mi comida y la de mi gatita, etc. Pero creo que todo depende del enfoque que le demos. Hoy soy más joven de lo que nunca seré. Y me cuido lo más que puedo. Me gusta comer, me gusta hacer ejercicio, me gusta dormir. Me siento bien. Me gusta cantar… ya no me atormento diciéndome que mi voz no es muy buena o no es muy bella. Eso de atormentarse con parámetros de otros es una burrada. Me cae bien mi voz, la agradezco, la disfruto, y me gusta. Para mí hoy es buena y MUY bella a su manera. Supongo que sí hay algo de esperanza. 

 

¿Qué es lo más importante en una canción?

La respuesta a tu pregunta cambiaría absolutamente dependiendo de cada persona a la que se la hagas. Es algo demasiado personal y subjetivo. Para mí incluso varía de día a día. Pero me importa mucho la letra, me importa que me sorprenda, me importa que armónica y melódicamente me mueva. Me importa también —aunque eso está un poco más allá de la canción en su sentido más puro— el arreglo y me importa sobremanera la interpretación. Soy demasiado clavado en las voces.
Sin embargo, resumiendo: melodía y letra son la puerta y el camino que conectan mente y corazón.

 

¿Cuál crees que es tu greatest hit?

Uy, muy difícil esta pregunta. Mi hit es dormir. O sea si la respuesta obedece a “¿qué me gusta más a mí hacer?”, lo que más me gusta es dormir. Un poco en broma, un poco no. Acabo de ir a Guadalajara, me invitaron a dar una conferencia (es de las primeras veces en la vida que hago algo así y estaba aterrorizado). Me encantó dar la conferencia, fluyó bien, conecté con la gente, me emocioné, logré transmitir y comunicar lo que quería. Después hablé con varias personas y continuamos la plática ya en pláticas, pues, individuales donde incluso un par de personas se conmovieron al punto de las lágrimas y me hicieron preguntas o me pidieron consejos bastante íntimos. Eso fue muy bonito, me puso nervioso, me gustó, me hizo sentir una inmensa responsabilidad que no sé siquiera si me parece algo que estoy capacitado del todo para manejar. En fin… tal vez podría decir que fue un hit la conferencia, no sé, pero lo que sí puedo decirte sin dudar es que me enamoré de la cama del hotel en el que me hospedaron. Me quiero casar con ella. Dormí como 11 horas y me desperté con una sensación de plenitud y felicidad incomparables.

 

¿Cuál proyecto en el que estás involucrado hoy es el que más te emociona?

La vida. Mi vida.

 

¿Inspiración, suerte o talento?

Las tres. Pero la inspiración es mucho más rica y jugosa si vives. Si sientes. Si la cagas, si tratas de enmendarla, si fracasas, si te das por vencido, si sigues, si aprendes, si respiras, si lloras, si duermes (y sueñas), si te enojas, si te aceptas enojón y torpe, etc. Si te enamoras. Si te aterrorizas por estar enamorado. Etc. Creo. La suerte existe, pero sin trabajo es más difícil que te encuentre. Es como el cliché de querer sacarte la lotería y ni siquiera comprar el boleto. El talento tampoco puede florecer tan bien si no te conoces, si no te atreves a vivir, si no lo pules, si no mejoras tus habilidades, etc.

 

¿Para qué crear más?

¿Por qué no? Si de cualquier manera la existencia humana es absurda. (Y no lo digo yo, pregúntenle a Camus, a Beckett, a Hannah Arendt). Una de las mejores formas de enfrentar con valentía el absurdo dicen que es aceptandolo y desde esa aceptación y claridad, tomando algo así como una postura creativa, rebelde, artística. Me parece que no es una receta del todo errada. 

 

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Un error que solo cometen los principiantes:

Yo quisiera ser principiante siempre. Soy buenísimo para cometer errores. Me salen tan bien hasta cuando hago mis mayores esfuerzos para evitarlos. Pero hay un entusiasmo, una curiosidad, una ingenuidad, una libertad en la postura del principiante… que son lo máximo para la creatividad, para la vida, para el arrojo, para encontrar frescura, para ser y dejar que sea (el arte, la música, la vida).

 

Un error que cometen hasta los profesionales:

Uy, no sé. ¿Creer que ya entendieron? ¿Creer que por la experiencia profesional o la adultez o su inteligencia o experiencia ahora  siempre tienen la razón? No sé bien qué responder, la verdad. ¿Quedarse en un modo de trabajar donde ya no hay esa espontaneidad, donde ya no hay descubrimiento, donde ya no hay sorpresa, donde ya no hay disfrute, donde ya se aburrieron, donde ya sólo se trata de un negocio, del dinero, del permanecer ahí… aunque ya no saben ni siquiera si quieren o no seguir ahí?

 

¿Para qué sí sirve un abogado en las artes?

Pues porque vivimos en un mundo civilizado en el que siempre hay rollos burocráticos y de papeleo, de derechos, etc. que resolver. Y no es un mundo idílico en el que todo mundo reparta ganancias siempre de la manera más justa por intuición. Entonces… pues hay que volverse un poco bipolar. Creo yo. Mantener la mente en lo artístico, en lo expresivo, en lo emocional, o en lo conceptual o lo que sea que uno trabaje… tratando de no contaminarla demasiado con “el mercado” o esas cosas (a menos que tu obra trate directamente de ello, o se nutra con esos temas)… y después hay que aprender a defenderla, valorarla, cotizarla, protegerla, etc. Para que no te transen, no te roben, no te plagien, para no morirse de hambre, básicamente, ¿no?

 

¿Para qué no es necesario un abogado en las artes?

Para tener una experiencia personal, íntima de goce del arte. Ya sea investigándolo o haciéndolo en casa. O escuchándolo, viéndolo, yendo a él en el mundo exterior. (Probablemente sí estuvieron involucrados en el que el arte llegará al público, en el cómo llegó, pero uno como fan o como creador, no los necesita en ese momento de comunión íntima e individual con el arte misma).

 

Un verso en una canción que sea oro en polvo:

Des… pa… ci… to…” de la canción Despacito.
[Nota del Editor: ???]

 

¿Un rockstar de las música mexicana?

No sé. ¿En qué sentido empleas el término? Yo supongo que si hablamos de rockstars, hablamos de aquellos músicos que (a partir de un proyecto musical rockero) son enormemente exitosos y conocidos a nivel internacional, ¿no? Por ejemplo… ¿Maná? ¿Fher de Maná? No me gusta tanto el término cuando se usa de manera irónica y despectiva.

 

¿Qué más podemos esperar de Torreblanca?

¡Uy, pues me honra y me pone nervioso pensar que alguien pueda esperar algo de mí o de mi proyecto! Ojalá venga música nueva en un futuro no muy lejano. Que sea algo muy diferente a lo que ya hice y canté antes… ojalá pudiera ser mejor. Ojalá fuera un poco más madura en su composición. No sé. Ojalá haya más colaboraciones con el mundo del teatro. Ojalá la vida me de salud, energía y creatividad para descubrir vertientes de producción artística que hoy ni siquiera se me podrían ocurrir, y que me dé valor para aventarme a explorarlas sin juzgarme demasiado, sin meterme el pie a mí mismo.

 

 ¿Algo se quedó sin decir?

Siempre. Pero a veces es mejor así, aprender a soltar esa necesidad neurótica de decirlo todo. Aceptar que hay un universo infinito indecible. Que somos parte de ese universo. Acepto que, de entrada, soy un misterio para mí mismo. ¿Qué decir? Diré lo que pueda cuando pueda. Haré mi mejor esfuerzo cada vez para tratar de que lo que diga no sea algo que me haga daño a mí o a alguien más. Trataré de no hablar de más. Ojalá sea suficiente.

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