Shakira y Carlos Vives fueron demandados por plagio por Liviam Escallón por supuestamente plagiar su canción “Yo Te quiero Tanto” al componer “La Bicicleta”.
“No hay que confundir la valentía con la temeridad.” Advierte Antonio Escohotado en “Nunca Es Igual” de Andrés Calamaro; y no sería para menos.
Una vez más se demuestra que lo loable no es demandar sino ganar las demandas. Esta semana el cubano Liviam Escallón demandó por plagio a Shakira y a Carlos Vives por supuestamente plagiar parte de la línea melódica y el coro de su canción”Yo te quiero tanto” (1997) al componer “La Bicicleta” (2016).
Temerario.
Shakira y Carlos Vives son, a su turno, compositores de pop curtidos —”Mariposas” es un hit (no tan) radiable de Shakira, y “Corazón Profundo“, por decir un ejemplo cualquiera de Carlos Vives, es una gran canción. También han hecho múltiples colaboraciones, con Drexler por ejemplo, y ninguno ha sido inmune a la gastritis de los abogados de otros.
A Carlos Vives lo demandaron por la “Tierra del Olvido” y “Décimas“; dos compositores cuyas obras no han llegado ni a internet —por eso no tengo links—. Ninguna demanda llegó a nada.
A Shakira la demandaron por el uso de un loop de “Amores como el nuestro” de Jerry Rivera en “Hips Don’t Lie“; y le chantaron la culpa a Wyclef Jean. También Wilfrido Vargas la demandó por unas líneas en “Waka Waka“, diciendo que las había sacado del coro de “El negro no puede” de las Chicas del Can… y pues “Sambinambinam he he wak waka yey ye” es un grito de guerra Zulu que está en dominio público.
Así sea la veinteaba vez que los demandan por plagio, no le quita lo temerario a Liviam Castellanos.
Lo esencial de una canción es que uno pueda ver a un autor en esa obra.
Sea por una frase ([insertar versos de Luis Alberto Spinetta aquí]), por un estilo específico (como los vallenatos de Wilfran Castillo), por cierta capacidad de rimar (como Sabina y sus rimas de rosario).
Que el maquillaje no apague tu risa/
que el equipaje no lastre tus alas.
Para demandar por plagio solo se necesita gastritis: la que responde a creer que alguien te robó.
Nada más.
Uno puede hacerle caso a esa gastritis porque no se necesita demostrar que el autor que plagia pudo tener acceso a la canción anterior —como en los sistemas de Copyright—; ni la canción supuestamente plagiada, ni la resultante requiere de mérito artístico; ningún mérito artístico. Por lo que cualquier obra puede ser plagiada.
Liviam es temerario. “Yo te quiero tanto” es una frase genérica. No tiene ningún mérito original por si misma. ¿Cuántas canciones se llaman “Te quiero”? (835 según el repertorio registrado en Ascap)… y a ninguno de esos los demandó por plagio.
Las frases solas no son nada. Son apenas ideas. No son desarrollos que podrían ser originales.
Los grandes compositores nos hacen saber que están ahí así nadie pregunte. Esa es la originalidad.
Si bien la bicicleta no habla de nada en concreto —y eso es un problema para otra discusión—, pero sí tiene una melodía definida que se agarra al tímpano y no lo suelta.
Liviam es temerario; porque entre otras cosas, su canción es mala y comete un pecado capital de composición. Para Sheila Davis la función de un coro es responder a la frase “y por eso yo digo que…”. Lo correcto sería completar la frase, sin anticiparla. Liviam pone esa frase, explícita, como precoro:
y por eso yo te digo que /
yo te quiero, yo te quiero tanto
Aaron Sorkin lo escupiría con la frase “no le digas a tu audiencia algo que ya sabe“.
Por eso yo te digo que, no seas temerario, retira la demanda, con decoro; esa demanda está muy lejos de tener una pretensión firme.
Cuando una canción funciona, “siempre aparecen dueños” respondió Carlos Vives en una entrevista sobre el tema.
Juzguen ustedes también:
“La bicicleta” de Carlos Vives y Shakira
“Yo te quiero tanto” – Liviam Castellanos
https://www.youtube.com/watch?v=cr5Eof61f48
Ilustración
George Arents Collection, The New York Public Library. “Rover safety bicycle.” The New York Public Library Digital Collections.
Una respuesta a «La ladrona de bicicletas (no es Shakira)»
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