Toda mi vida he leído, el presupuesto de menor de edad y de estudiante nunca alcanzó para mucho, pero siempre hay medios. Sin embargo, al pasar los años aprendí a moverme por el mercado, saber dónde buscar, a quién preguntar, y darme cuenta de que la piratería no es una opción.
Lo principal es leer, consumir tanta literatura cómo sea posible, pero una idea que no hay que olvidar es que los autores, a pesar de buscar reconocimiento, también buscan comida, ya que, a pesar de algunos ser unos genios, necesitan comer y su negocio es su arte, la idea no es robarlos porque amamos el arte. En torno a esto, lanzo directamente el primer mensaje: NO COMPREN LIBROS PIRATAS.
Cualquiera creería que los libros que se venden en nombre de alguien significarían un número considerable de dinero para ese “alguien”, pues no, el porcentaje para el escritor es ínfimo, el promedio mundial en las editoriales ronda el 10% para el autor. Solo para dimensionar la situación que suelen vivir los escritores quisiera recordar una historia de Gabo, donde, en una de sus tantas entrevistas, mencionaba que su esposa días antes al envío de “cien años de soledad” a la editorial había tenido que empeñar su maquina de costura para poder pagar la renta, y aun así no alcanzó el dinero.
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