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¿Cómo describir tus canciones?

Describir Canciones

Una de las tareas más difíciles es describir de qué se trata una canción que escribimos. Como estamos muy metidos en su creación, se nos dificulta apartarnos de ella para describirla objetivamente.

Este es un problema que nos encontramos a diario. Los artistas están tan entrelazados con su obras que les cuesta describir cada una des sus creaciones sin entrar en una carreta desordenada.

Como todo, esto se soluciona organizado un poco el discurso, con las preguntas correctas.

Para esto nos ayuda definir: la idea original del compositor, el hilo conductor de la canción, el tono, el resumen de la historia, el tema principal, el tema subyacente, las palabras claves y las frases claves.

Con estos elementos definidos, escritos y organizados podemos llenar de contenido los discursos en los conciertos, las publicaciones de redes sociales que hablen de la canción, las respuestas en las entrevistas, los comunicados de prensa y demás.

Las preguntas que proponemos son para exponer las entrañas de cada canción.

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“uno lee un poema esperando verle los huesos al poeta” [Entrevista a Mariana Kruk]

Entrevista Mariana Kruk

Los rockstars agotan las entradas a sus conciertos; los escritores rockstars agotan las copias de los tirajes de sus libros. Mariana Kruk es una escritora rockstar.

No es fácil vender libro es pleno apogeo digital.  Seguro es más difícil vender libros de poesía. Si agotas en ventas un libro de poesía, va mi sombrero, reverencia y todo.

Mariana Kruk escribe, publica y conmueve desde “de oficio: arder” y “el deseo viaja en ascensores“, los blogs en los que recopila muchos de sus escritos. También dicta talleres virtuales de poesía (acompañamiento poético). 

Mariana tiene una voz contemporánea. Deja fuera las mayúsculas iniciales, como quien se pone sus propias reglas. Genera una atmósfera intimista con dos versos; y te saca una sonrisa con una referencia pop. Te da vueltas en la cabeza y te cuestiona el corazón.

Sus libros ocho libros publicados, están todos (felizmente) agotados, dice ella en sus blogs. Pero hay más que se están cocinando, próximo se titula BISAGRA, en sus respuestas nos dio un adelanto.

Amablemente respondió nuestra entrevista y aquí se las compartimos.

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La caja negra o por qué sí necesitas una sociedad de gestión colectiva

Regalías Caja Negra

En las sociedades de gestión colectiva tienen un lugar de objetos perdidos. Le dicen la caja negra. Una cuenta que recibe todo el dinero que no se ha repartido. El dinero que nadie reclama… y que todo los artistas sueña que se los asignen a ellos.

Las sociedades de gestión colectiva son en principio administradores. Su principal función es cobrar y pagar a los titulares de contenido que otros explotan. Las sociedades de autores administran repertorio a nombre de los autores y cobran por ellos. Cada país tiene sus propias sociedades de gestión colectiva.

— Aquí un listado de las sociedades de gestión colectiva de Hispanoamérica —

En la música en particular cobran por cada vez que una composición suena en televisión, radio, en conciertos o lugares públicos.

Siempre representan un repertorio. Si el repertorio es representado por la sociedad de gestión colectiva en Colombia —Ej. Sayco— le cobran a los usuarios de ese contenido —emisoras, plataformas digitales, bares, empresarios de concierto— cada vez que utilizan música en su territorio.

Sí hay regalías para los compositores en la era digital

¿Y si el repertorio que suena en Colombia lo representa otra sociedad de gestión colectiva diferente a Sayco (por ejemplo la Sociedad de Autores y compositores de México – SACM)? Sayco cobra por ese uso y luego (por un convenio entre ellos y la SACM) le transfieren el recaudo a ellos.

Eso en grandes brochazos, burdos y acelerados.

Pero hablemos de lo que cobran por el repertorio que no está representado por nadie.

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El anonimato y la publicidad

Publicidad y Anonimato

Hay tres cosas estúpidamente caras en el mundo: lo que esté en venta en un aeropuerto, lo que esté relacionado con una fiesta de matrimonio y la publicidad.

Los primeros dos tienen una explicación sencilla: estado de necesidad.

Para la publicidad no es tan sencillo.

Todos los tratados de derecho de autor dicen que los derechos morales no se pueden negociar. E insisto que los artistas tienen una fijación casi obscena con los derechos morales. Una obsesión innecesaria, por decir menos.

(Link los derechos de autor no importan)

Pero la realidad es otra. Hay un derecho moral con el que se comercia. Se disfraza de otra cosa y se pone en los contratos sin sonrojarse. El derecho moral de anonimato.

La publicidad vale el triple que una obra por encargo normal por eso, porque además de la exposición y uso que va a tener la pieza, se exige que el autor permanezca anónimo.

Pues… se le exige que lo haga voluntariamente. De la misma manera en que la KGB pedía el favor de colaborar de forma voluntaria. Un acto voluntario lleno de matices.

Más común de lo que se cree

La forma de probar esto es sencilla. ¿Cuándo fue la última vez que vieron un comercial en video que tenga los créditos al final? ¿Qué mencione los actores? ¿Qué mencione el nombre del director? ¿El guionista?

— Si alguien tiene algún ejemplo, estaríamos fascinados de recibirlo—

A la fecha, no hemos visto el primero.

Hacer un comercial para televisión —o para YouTube hoy por hoy— no es una tarea sencilla. Cualquier producción audiovisual de alta calidad requiere un despliegue de producción, un esfuerzo creativo de preparación y posproducción. Sin importar que el resultado final sea de cuatro segundos o de dos minutos. Un comercial de televisión es una obra audiovisual por todos los ángulos por los que se le mire.

Y aún así. Nadie aparece en los créditos. A diferencia del cine o la televisión donde al final ruedan créditos con el nombre del que participó en el proyecto —hasta del abogado en algunos casos—.

Contratos

La respuesta está en los contratos de publicidad. Que la mayoría de las agencias incluye cuando encargan una pieza.

La cláusula dice que el artista/director/creativo/ilustrador/editor se abstendrá de reclamar los créditos de autoría. Que ejercerá su derecho moral a mantenerse anónimo; y —aquí viene el veneno— en caso de querer ejercer su derecho moral de atribución, tendrá que pagar una multa de chorro-cientos miles de dólares.

¿Es ilegal?
Técnicamente, no.

¿Es abusiva?
Sí, quizás un poco tres cuarto y montones… sí. En cierta forma lo es.

¿Para qué la multa?
A prevención. Como los derechos morales no se pueden renunciar. Dejar por escrito que uno quiere mantenerse anónimos es un remedio temporal. En cualquier momento el autor podría exigir que le den el crédito correspondiente. Tendría toda la autoridad para hacerlo. Lo podría hacer en cualquier momento y eso dejaría a la agencia —y al cliente final de la campaña— en un limbo insostenible. Por eso optan por la multa. Que es más una amenaza que cualquier otra cosa… como la KGB y sus técnicas de sometimiento voluntario.

¿y por qué alguien aceptaría esa cláusula?
Por un buen precio.

Víctimas o pacientes

Pongo este tema sobre la mesa por dos razones: (i) me produce una ternura infinita cuando los libros de derecho de autor dicen que los derechos morales son irrenunciables y que no se puede negociar con ellos; (ii) un veneno tomado voluntariamente nos convierte en pacientes y no en víctimas.

La publicidad es un mercado enorme con múltiples oportunidades para creadores en la economía naranja. Como cualquier mercado tiene sus reglas de juego. En este caso: la cesión o limitación de derechos específicos.

La ventaja: Si se conocen las reglas, se pueden negociar mejor las condiciones (de uso y las condiciones económicas).

 

PD: ¿Al fin Taylor Swift es la ghostwritter de “Over” de Kings of Leon? Hasta en las mejores familias a veces los autores se guardan el crédito.

 

Imagen

Niels Steeman en Unsplash.

Agencias literarias de teatro, cazadores de tesoros

Agencias Literarias

¿Qué tiene que ver una agencia literaria con el teatro? Todo… o mucho. Sin una agencia casi nunca hay un texto dramático (a menos que seamos nosotros mismos el que lo creemos).

Las agencias literarias son el actor menos explorado del sector teatral. Los textos giran alrededor de éstas y aún así pocas personas conocen cómo funcionan o cómo relacionarse con ellas.

La labor de una agencia literaria parece sencilla; pero está lejos de serlo. Son observadores silenciosos. La vanguardia. Actores de la industria que van cinco pasos más adelante que el público; en ocasiones como mineros que desentierran una joya preciosa sepultada.

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