Todos los proyectos (artísticos o no) llegan a un punto en el que hay que preguntarse: ¿y cómo vamos a pagar por eso?. Para eso hay que responder ¿cuáles son las fuentes de ingreso posibles del proyecto artístico?
La tendencia dentro de los proyectos culturales es a preocuparse más en cómo se van a gastar la plata que cómo van a recuperarla. Por supuesto, la gastamos en nombre del arte, para crear cosas que nadie ha visto antes, experiencias que van a conmover a muchos. Eso está bien. Pero la gastamos. Y deberíamos recuperarla.
El ejercicio más consciente y planeado debe ser de doble vía. Es tan importante cuánto vamos a invertir, como las maneras en las que pensamos recuperar esa inversión. Los ingresos del proyecto.
La regla es más sencilla, y más fácil de escribir que cumplirla:
No podemos gastarnos más de lo que recibimos. (Aplica para todo)
En el mundo ideal nadie pierde plata. En el mundo real… pasa más de lo que uno quisiera. Porque lo normal es gastarla antes de recibirla, y recibirla es solo una expectativa. Se pierde mucho dinero en la cultura; así como se pierden amistades y vínculos comerciales y profesionales por ese camino.
Sí. En las artes, la cultura y el entretenimiento se pueden mover miles de millones en una transacción; pero recibir millones no significa que estén ganando mucho (el resultado final puede ser de pérdidas millonarias) o que sea algo sencillo o fortuito (rara vez las ganancias son sólo el fruto de un chispazo de suerte).
Las fuentes de ingreso deben estar identificadas y debemos tener control sobre ellas.
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